martes, 24 de mayo de 2011

EL GATO CON BOTAS (Por Dani) - Proyecto #cuentanosuncuento

Dani escribe el cuento de El gato con botas

Última muestra del proyecto "Cuéntanos un cuento". Tras las cuatro entregas previas  (Cenicienta, de Begoña, Caperucita Roja, de Irene, Los tres Cerditos, de Ramón y Blancanieves y los siete enanitos, de Carmen), es el turno de Dani. Durante algunos días, Dani ha leído en clase y en casa, con su familia, este famoso cuento tradicional.



Bl gato con botas, según Dani

La comprensión del cuento para Dani ha sido una tarea bastante fácil pues su nivel en lectura es muy alto. Ha leído el cuento en el aula y con la familia. Ahora pasamos a realizar el dibujo de alguna escena significativa que a Dani le causó impresión. Para él, el momento clave de la narración está en la estrategia a seguir por su amo, junto al río, a la llegada de la carroza real.

Tres folios utilizó Dani para escribir el cuento

Como el resto de compañeros, para redactar el texto, lo hemos ido haciéndo en cortos espacios de tiempo de aproximadamente 10-15 minutos en los que Dani se encontraba más inspirado y concentrado. Por último, como toda buena producción, pasó a limpio el texto final que en la imagen superior podemos observar. Reproducimos el texto que escribió:


EL GATO CON BOTAS

A la muerte del molinero, los hermanos se repartieron los pocos bienes que el anciano tenía. Al mayor le tocó el molino, al mediano el burro y al pequeño el gato.

– ¿Qué voy a hacer con el gato? ¡Me voy a morir de hambre!

El gato, que lo oyó, se acercó y le dijo:

– No os quejéis tanto. Dadme un par de botas y un saco y os demostraré que os ha tocado la mejor parte de la herencia.

Cuando el gato tuvo lo que le había pedido, se calzó las botas y, con el saco al hombro, entró en el molino. Luego, se dirigió a la zona donde había más conejos y cardos tiernos del campo. Se escondió detrás de una mata y abrió el saco. Y no tardó mucho en caer en la trampa un conejo curioso que se metió en el saco creyendo que era un escondite. El gato cerró la abertura y lo llevó al palacio del rey. Le hizo una reverencia y le dijo:

– Mi amo, el marqués de Carabás, me ha pedido que os traiga este tierno conejo que acaba de cazar.

Y, semana tras semana, el rey recibió conejos, liebres y hasta alguna perdiz, todos de parte del marqués de Carabás.

Cuando el gato fue al palacio y oyó que esa misma tarde el rey iba a pasear a orillas del río en su bonita carroza, al animal se le ocurrió un ingenioso plan y marchó al molino a contárselo a su amo.

– Si seguís mis consejos, esta noche seréis el hombre más rico del reino.

– ¿Qué debo hacer?

Solo tenéis que bañaros en el lugar del río que yo os indique. Lo demás corre de mi cuenta.

El gato y su amo se fueron al río. El hijo del molinero se desnudó y se tiró en la parte más profunda del río. Cuando el agua le llegaba al cuello, empezó a gritar:

– ¡Socorro, socorro! ¡Que el marqués de Carabás se está ahogando!

En ese momento la carroza real pasaba por el puente. Al oír al gato, se paró y ordenó a sus guardias:

– ¡Rápido! Id a socorrer al marqués de Carabás.

– Alteza, mi amo se bañaba y unos ladrones le robaron la ropa.

El rey ordenó a un secretario:

– Trae un traje para el marqués de Carabás.

Y la princesa, la hija del rey, se enamoró del marqués de Carabás. Cuando el rey se dio cuenta de que estaba enamorada, se casaron.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.



Daniel nos ha deleitado contado el cuento. Impresionante la riqueza de vocabulario a la hora de expresarse. Esta tarea es bastante compleja pues se enfrentan a un público y, además, son conscientes de que la cámara está grabando. Este vídeo, como al resto de compañeros, le sirvió como instrumento de autoevaluación y fue muy consciente de qué detalles podía mejorar para una próxima ocasión.


Para finalizar, grabamos un podcast en el que Dani leyó un par de páginas del cuento.




Mis más sinceras felicitaciones a Dani y su familia por el interés mostrado en este pequeño proyecto.

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