Ave María Casa Madre, un entorno ideal para el aprendizaje
Tenía pendiente de hace algún tiempo el hacer esta segunda entrega tras la que abrió esta trilogía, en la que recordé mis primeros años como escolar, siguiendo la idea propuesta por @flosflorum en su blog.
Quiero traer a mi memoria aquellas anécdotas que me sucedieron en la escuela y que me dejaron un grato recuerdo hasta la actualidad.
- En parvulitos, el único curso en que nos mezclamos niños y niñas, nos daban leche en el recreo. Nos decían algo de que era de los americanos pero yo no entendía qué era eso.
- En primero de EGB, con 6 años, hice un examen de geometría. Al mediodía le estuve contando a mi madre, maestra, las preguntas y respuestas que di. Pero me advirtió que a la pirámide le había llamado cono. Por la tarde, continuando el examen, rectifiqué la respuesta. El maestro, que ya había corregido, se dio cuenta, me la dio por válida y le contó la anécdota a mi madre.
- En tercero, estábamos haciendo ejercicios de matemáticas y a un compañero se le cayó un papel al suelo. Me levanté, lo recogí y fui a dárselo. El maestro me castigó por hablar en clase: de rodillas a escribir 250 veces “No hablaré más en clase”.
¿Quién será el pequeñín con laúd a la izquierda del director?
- Tocando mi laúd con la rondalla, cuando terminamos la actuación el director de la misma indicó que, aunque lo hacíamos bastante bien, detrás nuestra venía el grupo de los menores que tocaban mejor que nosotros. Uno, que tenía demasiado amor propio, no pudo contenerse y contestar añadiendo: ¡Eso es mentira! (¡Uf, qué bochorno al recordarlo!).
- Teníamos el lujazo de poder ver cine en el colegio de vez en cuando. Había un salón con escenario y pantalla. Traían unos rollos enormes de cinta cinematográfica y ponían películas de Tarzán, El gordo y el flaco,…
- Estando estudiando 7º de EGB, las niñas de 5º no paraban de mirarme y cuchichear. Luego me dijeron algunas maestras que las tenía locas. ¡Qué cosas tienen las niñas!
- Jugando a saltar de un poyete a otro, caí por un precipicio de 2 metros de altura y perdí el conocimiento. No fue el único episodio pues en otra ocasión caí de cabeza al suelo cuando jugaba a saltar desde una escalera más alta cada vez. Desde entonces la cabeza está como está.
- Todos los años por San Andrés, fiesta del colegio por el fundador Andrés Manjón,
- En 7º, el maestro de Educación Artística nos mandó realizar un trabajo con estaño. Fabriqué un columpio uniendo alambres con estaño pero a la hora de entregarlo se “descuajeringó” todo. Me puso un 7 y me pegué una “hartá” de llorar por el esfuerzo realizado que se vio en vano por la calificación.
- En 8º, el maestro de Educación Física me puso a entrenar los 3.000 metros marcha para la competición provincial que se celebraría en el Estadio de La Juventud. Como era el subcampeón del colegio, me llevaron como reserva. Pero una vez allí, el director convenció a los jueces para que me dejaran participar. Al final gané sacando más de 200 metros de ventaja a mi rival compañero. La pista, de tierra, estaba encharcadísima pero concentrado en “mi competición” no le temí a regresar a casa totalmente embarrado.
No sigo, que me está entrando una nostalgia…. Espero no demorarme para la tercera y última entrega de ¡CUÉNTAME! Aquellos maravillosos años.
¿Y vosotros/as? ¿Qué anécdotas recordáis?