Mi mejor amigo, mi abuelo Alfonso.
Yo pasaba mucho tiempo con él. La primera vez que fui al campo fue con él. Me enseñó a andar por entre los almendros y olivos. Nunca olvidaré sus buenos consejos. Él decía:
“Haz un bien y no mires con quién”
Tenía una bondad infinita, era muy inteligente. Nació en el 1.934 en tiempos duros. Era el mayor de cuatro hermanos. Trabajaba desde muy niño. Me contó que tenía un maestro de noche porque de día trabajaba. No pudo estudiar pero el maestro le dijo a su padre:
- Yo ya no puedo enseñarle nada más ya que él sabe tanto como yo. Casi es una pena que este niño no pueda seguir estudiando.
Él me dijo:
- Lucía, el mejor capital que puede tener una persona no son sus riquezas sino su sabiduría.
Siempre estará en mi mente aunque no lo tengamos con nosotros. Nunca lo olvidaremos. Lo llevaré siempre en mi mente y será un ejemplo a seguir.