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miércoles, 19 de octubre de 2011

CARTA A UNA EX MAESTRA (MI MADRE)

La señorita María Luisa, mi madre

Hace poco, en un blog de La Comunidad (de la Cadena Ser), una antigua alumna de mi madre le dedicó una carta en un post, recordando los viejos tiempos y la ilusión que le hizo volver a verla de nuevo tras el paso de muchos años.

Me tomo la libertad de reproducir dicha carta, que nos ha emocionado a toda la familia. Desde este blog, muchas gracias a “marr”.


La señorita María Luisa


La señorita María Luisa daba clase a primero de EGB. La clase de la señorita María Luisa estaba encima de la de la señorita Loli, que impartía clase a cuarto de EGB,Pero esa es otra historia.

La clase de la señorita María Luisa tenía grandes ventanales y el suelo de madera sin pulir, lo que hacía que los zapatos gorila hicieran un ruido característico al andar. Era una gran estancia que contaba con un cuartito minúsculo. En él había unas estanterías de madera hasta el techo que albergaban libros pequeños de tapas negras. Citas religiosas creo recordar. Muchos libros antiguos. En ese cuartito había un olor diferente al resto de la clase. La puerta estaba cerrada y no se nos permitía entrar allí a las alumnas. A mí me encantaba aquel cuarto y sobre todo su olor. Un día entré en él y descubrí de donde venía ese aroma tan raro e inusual en la escuela donde siempre olía a niños y mantequilla, a lápices y gomas de borrar y a colonia de baño. Ese olor resultaba de la mezcla de la madera vieja del suelo, de los libros apilados en las estanterías y del tabaco negro que la señorita María Luisa fumaba de manera furtiva cada vez que entraba allí, no sabíamos a qué cosa hasta que descubrimos el cenicero con colillas y cigarrillos a medio fumar. Todo un descubrimiento.

Me fascinaba, el olor a tabaco mezclado con el del perfume de esa mujer guapa, bien peinada, exquisitamente arreglada, que cada mañana entraba taconeando para intentar que aprendiéramos el noble arte de la lectura, las sumas y las restas y alguna que otra cosa más.
Se sentaba a la entrada de la clase, no sé si tenía mesa de maestra, no lo recuerdo, porque la imagen que tengo de ella es sentada en el primer grupo de seis mesas que había justo al abrir la puerta a la derecha. Allí, junto a cinco alumnoas se sentaba ella para corregir y para esperar a que termináramos la tarea que nos encomendaba cada día.
Recuerdo acercarme a ella tímidamente, con miedo, no sé porqué me inspiraba tanto miedo mezclado con respeto aquella mujer. Era guapa, muy guapa, con unos ojos preciosos, creo que marrón oscuro, cuidadosamente maquillados, con los labios bien dibujados por el carmín. Tenía una mirada soñadora o perdida, no sé muy bien qué. Me ponía a su lado y como estaba sentada en una de las pequeñas sillas sus ojos quedaban a la altura de los míos. No era hasta que pasaban unos minutos, tal vez segundos, no lo sé, que ella volvía la cara para preguntarme qué quería.
Yo creo que pensaba en muchas cosas. Me parece que en cosas que nada tenían que ver con nosotras, esas niñas que acudían cada día a su clase, con demasiado respeto, con demasiado miedo.
Era buena, una mujer callada, pensativa. Nos castigó a Chari y a mí. Chari era mi mejor amiga, medía bastantes más centímetros que yo y resultó una buena aliada para mí, porque su carácter extrovertido contrarrestaba el mío tímido. El problema era que yo no hablaba apenas con nadie, pero con ella no callaba. Y nos sentó en una mesa de dos, color verde mar, con un agujero en medio para el tintero y un soporte debajo para los libros,de cara a la pared. Tinteros ya no se usaban, así que nosotras colábamos por allí toda clase de cosas.Creo que nos dejó por imposible.¡Teníamos tantas cosas que contarnos!
Un día nos echamos hacia atrás mientras reíamos y calculamos tan mal que fuimos al suelo de espaldas, con lápices, libros y hasta la mesa. Quedamos las dos panza arriba, con la mesa encima y todo esturreado por el suelo. El susto fue descomunal, para nosotras y para el resto... recordad, el suelo de madera. Probablemente nos regañó, pero yo sólo recuerdo la risa que nos duró mucho rato.
Nosotras pasamos de curso y cambiamos de maestra, pero claro, a la señorita María Luisa la seguíamos viendo por el colegio. No pasaron muchos años, no recuerdo cuantos, cuando la señorita bella de ojos soñadores, muy joven, cayó enferma. Una extraña enfermedad que la dejó en un silla de ruedas a expensas de que la cuidaran, la bañaran, le dieran de comer...Sus hijos eran pequeños aún, así que fue un drama para todos los que la querían. Hace unos años, bastantes, cuando mi hijo era pequeño, acudí a una fiesta de antiguos alumnos, a ese maravilloso colegio, a ese patio, esos paseos llenos de árboles centenarios;¡que mi colegio es un Carmen del Albayzín!.Allí, entre los maestros estaba ella, en su silla de ruedas, exquisitamente maquillada y peinada, como a ella el gustaba, con la mirada perdida y un poco triste, pero rebosante de emoción rodeada de toda esa gente. Tímidamente, a pesar de mi edad, me acerqué a ella y le tomé una mano. Me presenté, le dije mi nombre y ella quiso también saber mi apellido. Le dije que ella me había dado clase en primero, calculamos el año e hizo un esfuerzo por recordarme. Sus ojos sonrieron al mirarme, agradecida tal vez de que le recordara que ella, hace años, fue una maestra que enseñaba a leer y escribir a las niñas de seis años. Ella fue una gran mujer, bella por dentro y por fuera y ahora, yo le decía que seguía igual de bonita y que me encantaba volver a verla. Fue feliz. No sé por qué hoy me acordé de ella. Pero sentí la necesidad de compartir este bonito recuerdo.
 

domingo, 26 de diciembre de 2010

¡CUÉNTAME! Aquellos maravillosos años (II)

Ave María Casa Madre, un entorno ideal para el aprendizaje

Tenía pendiente de hace algún tiempo el hacer esta segunda entrega tras la que abrió esta trilogía, en la que recordé mis primeros años como escolar, siguiendo la idea propuesta por @flosflorum en su blog

Quiero traer a mi memoria aquellas anécdotas que me sucedieron en la escuela y que me dejaron un grato recuerdo hasta la actualidad.


Con maraca roja en mano, de pequeño, me encantaba la música.


- En parvulitos, el único curso en que nos mezclamos niños y niñas, nos daban leche en el recreo. Nos decían algo de que era de los americanos pero yo no entendía qué era eso.

- En primero de EGB, con 6 años, hice un examen de geometría. Al mediodía le estuve contando a mi madre, maestra, las preguntas y respuestas que di. Pero me advirtió que a la pirámide le había llamado cono. Por la tarde, continuando el examen, rectifiqué la respuesta. El maestro, que ya había corregido, se dio cuenta, me la dio por válida y le contó la anécdota a mi madre.

- En tercero, estábamos haciendo ejercicios de matemáticas y a un compañero se le cayó un papel al suelo. Me levanté, lo recogí y fui a dárselo. El maestro me castigó por hablar en clase: de rodillas a escribir 250 veces “No hablaré más en clase”.

¿Quién será el pequeñín con laúd a la izquierda del director?


- Tocando mi laúd con la rondalla, cuando terminamos la actuación el director de la misma indicó que, aunque lo hacíamos bastante bien, detrás nuestra venía el grupo de los menores que tocaban mejor que nosotros. Uno, que tenía demasiado amor propio, no pudo contenerse y contestar añadiendo: ¡Eso es mentira! (¡Uf, qué bochorno al recordarlo!).

- Teníamos el lujazo de poder ver cine en el colegio de vez en cuando. Había un salón con escenario y pantalla. Traían unos rollos enormes de cinta cinematográfica y ponían películas de Tarzán, El gordo y el flaco,…

- Estando estudiando 7º de EGB, las niñas de 5º no paraban de mirarme y cuchichear. Luego me dijeron algunas maestras que las tenía locas. ¡Qué cosas tienen las niñas!

- Jugando a saltar de un poyete a otro, caí por un precipicio de 2 metros de altura y perdí el conocimiento. No fue el único episodio pues en otra ocasión caí de cabeza al suelo cuando jugaba a saltar desde una escalera más alta cada vez. Desde entonces la cabeza está como está.

Mi padre, en la foto, también era maestro.


- Todos los años por San Andrés, fiesta del colegio por el fundador Andrés Manjón,

- En 7º, el maestro de Educación Artística nos mandó realizar un trabajo con estaño. Fabriqué un columpio uniendo alambres con estaño pero a la hora de entregarlo se “descuajeringó” todo. Me puso un 7 y me pegué una “hartá” de llorar por el esfuerzo realizado que se vio en vano por la calificación.

- En 8º, el maestro de Educación Física me puso a entrenar los 3.000 metros marcha para la competición provincial que se celebraría en el Estadio de La Juventud. Como era el subcampeón del colegio, me llevaron como reserva. Pero una vez allí, el director convenció a los jueces para que me dejaran participar. Al final gané sacando más de 200 metros de ventaja a mi rival compañero. La pista, de tierra, estaba encharcadísima pero concentrado en “mi competición” no le temí a regresar a casa totalmente embarrado.

No sigo, que me está entrando una nostalgia…. Espero no demorarme para la tercera y última entrega de ¡CUÉNTAME! Aquellos maravillosos años.

¿Y vosotros/as? ¿Qué anécdotas recordáis?

sábado, 16 de octubre de 2010

¡CUÉNTAME! Aquellos maravillosos años (I)

¿Con dos añitos? La escuela era mi destino

Acabo de regresar del funeral de mi director, aquél que me dio clase en las Escuelas del Ave María Casa Madre, D. Modesto Olmo Muñoz. Fue mi entrenador de voleibol, padre de buenos amigos y persona con la que tuve una estupenda relación por ser compañero de mi padre. Tenía pensado, hace días, redactar un post sobre cómo fueron mis años de escuela. Pero por no alargarme mucho, empezaremos con  este aperitivo y otro día daremos la segunda parte.

Nombre: Gregorio Toribio Álvarez
Fecha de Nacimiento: 6-10-1962
Lugar: Granada

Escuela: Ave María, Casa Madre (Granada)
Edad: 12 años
Curso: 8º de EGB (junto a 32 compañeros más, todos niños)
Estatura: 1,20 metros (el más pequeño de la clase)
Peso:  ¡¡¡29 kilos!!!

Calificaciones finales: todo sobresaliente (junto a otros 6 más).
Archiconocido como: "el niño que no come pan"

Asignatura preferida: Matemáticas.
Asignatura odiada: Ninguna.

Actividades extraescolares: rondalla, atletismo, fútbol sala, voleibol, ciclismo...

Participaciones deportivas:

- Los sábados corre 3.000 metros campo a través en los campeonatos escolares de Granada y suele quedar el último o penúltimo.
- Voleibol: campeones de Granada.
- 3.000 metros marcha: campeón de Granada.

Aficiones:

- Jugar por las tardes al fútbol con los amigos.
- Realizar cálculos (pillado en clase calculando cuántos segundos faltan para su cumpleaños 3 meses antes). Organizando en clase una cadena para calcular los cuadrados perfectos de los números naturales, distribuyendo el trabajo entre sus compañeros para sacar el listado final.
- Las calculadoras
- Hablar en inglés aunque no se le entienda
- Escuchar la radio y, sobre todo, programa "Aprendemos inglés".
- Redactar (seleccionado para el concurso de Redacción de Coca-Cola)
- Todo lo que sea fútbol y deportes en general. ¡Qué poquito televisan!


Rechazo:

- A quienes son injustos con los demás.
- A quienes quieren copiarse de mí en un examen, cuando les he estado ayudando previamente.
- Cualquier comida que lleve pan o similar.
- Sacar menos de un 9: si soy capaz, ¿por qué no me esfuerzo?
- Leer libros (más tarde tendré tiempo de hacerlo)
- Ver los telediarios: está mejor el fútbol y los programas infantiles
- Las zanahorias y todo lo que sea verde que se ponga en un plato.
- Echar la siesta: para dormir está la noche.
- Comprar ropa: Mamá, me pongo lo que tú me compres (ya daba señales desde pequeño)
- Comprar cualquier cosa: me gusta simplemente verlas. No soy caprichoso en absoluto.
- Los sábados por la noche. Siento melancolía y no sé el porqué.
- Pelearme: siempre voy a tener las de perder. (NUNCA me lié a tortas con nadie)
- El que me presenten a todo el mundo como "el niño que no come pan"

Me encanta:

- La tónica y el Bitter Kas.
- Todo lo que esté dulce.
- Salir con los amigos y jugar con ellos.
- Gastar bromas en las que nos riamos todos.
- Coleccionar llaveros, minerales, sellos, monedas, libros de aventuras, cómics, estampas de futbolistas, discos de música, insectos disecados, exámenes...
- Las fiestas que organizan mis padres (maestros) con sus compañeros, por la cantidad de amigos que nos juntamos.
- Todo lo que sea un rompecabezas.
- Saberme todos los huesos del cuerpo y ayudar a mi prima que está estudiando enfermería. 
- Jugar al ajedrez y todo aquello que use un tablero.
- Resolver y crear jeroglíficos.
- Leer libros que contengan fórmulas matemáticas.
- Ir a la playa y no salir del agua aunque me encoja más.
- Escribir novelas: empecé colaborativamente con un amigo pero, por la procrastinación, nos quedamos en la página 3. 
- Madrugar un sábado o domingo y ver qué largo será el día.
- Ir a los "grandes centros comerciales" para ver.
- Anotar todas las tareas escolares y realizarlas lo antes posible para que NUNCA vaya sin ellas hechas.
- La sanísima competitividad que tenemos en clase por ver quién saca más sobresalientes, sin existir el mal rollo y siendo todos muy colaborativos y solidarios para ayudarnos unos a otros.
- Reírme con los amigos por frases que hacemos con doble sentido.

¿Y tú? ¿Te atreves a contar tus secretos inconfesables?

 
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