Irene escribe el cuento de La Caperucita Roja
Continuamos con nuestro proyecto "Cuéntanos un cuento". Tras la primera entrega (Cenicienta, de Begoña), es el turno de Irene. Durante algunos días, Irene leyó en clase y en casa, con su familia, este famoso cuento tradicional.
Caperucita Roja, según Irene
Una vez leído el cuento, tanto en el aula como con las familias, pasamos a realizar el dibujo de alguna escena significativa o que a Irene le causó impresión. Para ella, el momento clave de la narración está en el encuentro con el lobo en el bosque, camino de casa de la abuela.
La tarea más compleja, para Irene: escribir el cuento
No es que Irene tenga dificultad para escribir, en absoluto. Pero esta tarea, en edades iniciales de Educación Primaria, requiere su tiempo para llevarla a buen fin. Hemos adaptado los tiempos a sus ritmos de trabajo, dedicando un máximo de diez minutos en diferentes secuencias temporales. La dejamos escribir libremente, después repasamos las palabras repetidas u omitidas, ortografiía, puntuación... Por último, como toda buena producción, pasó a limpio el texto final que en la imagen superior podemos observar. Reproducimos el texto que escribió:
LA CAPERUCITA
Había una vez una niña llamada Caperucita Roja. Un día su madre le pidió que llevara un pastel a su abuelita, que estaba enferma, prohibiendo que cruzara el bosque.
Caperucita, desobediente, se adentró en el bosque. Se encontró al lobo, el cual le dijo:
- ¿Dónde vas?
- Voy a casa de mi abuelita .
El lobo corrió rápido a casa de la abuela. Consiguió entrar y devoró a la abuela de un bocado.
Se puso su camisón, se acostó y esperó.
Al rato llegó Caperucita. Cuando entró notó algo extraño.
- Abuelita, pero qué orejas tan grandes tienes.
- Son para oírte mejor.
- Abuelita, pero qué ojos tan grandes tienes.
- Son para verte mejor.
- Abuelita, pero qué boca tan grande tienes.
- Es para comerte mejor.
El lobo saltó de la cama y fue a comerse a Caperucita. Inflado, se quedó dormido. Un cazador que pasaba por allí vio al lobo, sacó un par de tijeras y cortó su vientre. Liberó a abuela y nieta.
Caperucita aprendió la lección. Nunca más desobedeció a su madre.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Contar el cuento a los compañeros y compañeras es bastante complicado. A pesar de lo espontánea que es Irene, me confesó al finalizar su exposición que se había puesto un poquito nerviosa. Este vídeo le sirvió como instrumento de autoevaluación y fue muy consciente de qué detalles podía mejorar para una próxima ocasión.
Para finalizar, grabamos un podcast en el que Irene leyó dos pares de páginas del propio cuento en el que ha estado trabajando y disfrutando con esa complicidad de sus compañeros/as, familia y maestro.
Mis más sinceras felicitaciones a Irene y su familia por el interés mostrado en este pequeño proyecto.
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