(Nuestro menú recomendado a las familias)
Tal vez penséis que el maestro tiene mala memoria y no se acuerda de que ya nos contó sobre el menú que se recomienda a las familias. No es así. Hoy saco a relucir otro tema interesante del día a día en una escuela: la "gestión del desayuno". Y lo entrecomillo porque, aunque parezca una tontería, hacer que 26 alumnos/as coman con cierta "alegría" aunque no con prisas, puede llegar a desesperar al más paciente de los docentes del mundo mundial.
Primer día de clase. 12:00 del mediodía.
. ¡Bien, chicos y chicas! Ya me habíais preguntado hace rato que si era la hora del desayuno. Pues ya llegó. Hay que desayunar en la clase, depositar los restos en los contenedores correspondientes (de ese tema ya hablaremos otro día), salir al patio, lavarse las manos y empezar a jugar. Id sacando vuestras meriendas.
Puede parecer algo sencillísimo. Pues bien, tras 25 minutos, logramos que el último alumno termine con el desayuno y ya nos vamos fuera.
Me planteo algo importante: si van a tardar 25 minutos, ni puedo dejar a nadie aqui solo, ni estoy vigilando al resto del alumnado que está jugando en el patio. Pues intentaremos mañana acelerar el desayuno.
Segundo día de clase: 11:55 de la mañana.
¡Vamos a desayunar! Procurad no perder el tiempo porque ya sabéis que el recreo se acorta y podréis jugar menos. Resultado final.... 22 minutos. Una mejora de 3 minutos que es nada.
Tercer día de clase: 11:55 de la mañana.
¡Chicos y chicas, a desayunar! Y ocurre lo de siempre hasta que.... aparece una bombilla en el cerebro del maestro. O sea, la #pedagotécnica 7:
- ¡Ey, tú y tu compañera! Venid aquí y poneos de pie porque no tenéis hambre.
- ¡Si tenemos hambre!
- ¡Qué va! Estáis hablando. Si habláis es porque no tenéis hambre. En las casas habla la familia mientras come relajadamente. Pero aquí hay que ir más rápido porque tenemos que salir al patio. Y aquellos 2 del fondo... ¡Venid y poneos de pie, que no tenéis hambre!
La visión de la situación surte efecto en el alumnado. Todos callan y se dedican a lo que hay que hacer: comer.
Tras un minuto de reflexión, vuelven a sentarse. ¿Y pensabais que el maestro tiene mala memoria?¡Que va, son los niños! Conforme va a sentarse uno de los que estaba de pie, empieza a hablar de nuevo. ¡Eh, vuelve aquí, que aún no tienes hambre!
Resultado de la aplicación de esta táctica: Desayuno finalizado en 15 minutos. Hemos rebajado 7 sobre el día anterior.
Cuarto día de clase: 11:55 de la mañana.
- ¡Desayunamos pero... recordad! (#pedagotécnica 7): Durante el desayuno nos dedicamos a desayunar; quien hable, se pone de pie durante 1 minuto para pensar.
Resultado: 12 minutos. En tan solo 3 días hemos logrado reducir un 50% el tiempo empleado para desayunar.
¡SIN PRISA, PERO SIN PAUSA!
P.D.
Me comenta una amiga, Mar Serón, que ella, permite que algunos alumnos/as sean más lentos para comer. Cada persona tiene sus tiempos y sus ritmos. Ella saca al alumnado cuando llega un momento dado al patio para que coman allí si no han terminado.
Pues bien, he de decir que eso lo hago yo exactamente igual. Cuando ha pasado un tiempo prudencial nos vamos a los poyetes del patio quienes no han terminado de comer o desean hablar y allí acaban. Podía dar una mala impresión, me comentaba Mar. Es que contarlo todo, todo... ¡Qué difícil! :)
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