A petición de los alumnos/as del curso 6º, hago una crónica sobre la carrera celebrada en Granada el pasado 21 de diciembre de 2007. (XVII CARRERA NOCTURNA SOLIDARIA DE GRANADA).
Tras formalizar la inscripción por Internet, el viernes nos dirigimos al centro de Granada a recoger el chip para la carrera a las 7 y media de la tarde. La zona de la Fuente de las Batallas estaba preciosa con un gran bullicio de personas cargadas con bolsas llenas de regalos que delataban la cercanía de la Navidad.
Las calles iluminadas con luces típicas navideñas daban un aspecto muy llamativo y acogedor. La temperatura era bastante agradable para ser el primer día del invierno. Entre la multitud, que vestía chaquetones o abrigos, se podían encontrar algunos que otros atletas haciendo el calentamiento previo a la competición. Pero, más extraño aún, podíamos ver a grupos de personas que vestían de forma extrañísima: romanos, árboles de navidad, viejas con un carro para asar castañas con sartenes y castañas incluidas, personajes de La Guerra de las Galaxias, una tribu de indios, Caperucita y el Lobo, ... incluso nuestro mismísimo Rey diciéndole a Chávez la frase última que no hemos dejado de escuchar durante estas pasadas semanas.
Son las nueve menos cuarto y suena el disparo de salida para los más jóvenes. Son alevines e infantiles que hacen un recorrido más breve pero no menos intenso. Antes de los diez minutos están en meta. Presenciamos un sprint maravilloso entre un pequeñajo y una niña que no disputaban la victoria final pero sí la honrilla de ver si llegas antes que tu "compañero de viaje".
Los jueces nos avisan de nuestra próxima salida y nos dirigimos al punto de partida. Pero es imposible llevarnos hasta tal lugar y lo hacemos cincuenta metros más adelante de lo previsto. Un poco de impaciencia y ... ¡salimos! Por mi posición tengo que ir adelantando a atletas y algún que otro disfrazado que se ha colocado en posiciones demasiado avanzadas. Los primeros decámetros no son muy rápidos pero en cien metros ya tenemos el corazón trabajando a ritmo. El pavimento está bastante mojado por la fina lluvia que ha caído antes.
Los jueces nos avisan de nuestra próxima salida y nos dirigimos al punto de partida. Pero es imposible llevarnos hasta tal lugar y lo hacemos cincuenta metros más adelante de lo previsto. Un poco de impaciencia y ... ¡salimos! Por mi posición tengo que ir adelantando a atletas y algún que otro disfrazado que se ha colocado en posiciones demasiado avanzadas. Los primeros decámetros no son muy rápidos pero en cien metros ya tenemos el corazón trabajando a ritmo. El pavimento está bastante mojado por la fina lluvia que ha caído antes.
Al final de la calle Ángel Ganivet estamos en el centro neurálgico de la ciudad. Un policía nos avisa de que frenemos en una curva cerradísima que ya han tenido la mala suerte algunos de tomarla mal y resbalar.
Al no ser una noche demasiado fría, el público no aplaude mucho. Algún atleta gracioso les dice:
- ¡A ver esas palmitas! ¿O vamos a tener que hacerlas nosotros?
- ¡A ver esas palmitas! ¿O vamos a tener que hacerlas nosotros?
La subida por la calle Reyes Católicos "pica" un poco hacia arriba y guardamos las fuerzas. A nuestra derecha queda la majestuosa estatua de Colón ante la Reina Isabel la Católica. Giramos a la izquierda y nos encontramos la Gran Vía. Una sensación , muy extraña es pasar por ella sin escuchar ningún motor, cruzar los semáforos en rojo y verla totalmente despejada. Ya vamos en un grupo en el que vamos intercambiando posiciones varias veces.
Bajamos por la calle San Juan de Dios en la que apreciamos iglesias de una gran belleza y estamos a mitad del camino. Callejeamos un poco por el centro y mantengo la posición del último kilómetro, aunque se me escapa el grupo que me precede.
Nos acercamos al río Genil y ya estamos en los últimos 800 metros. Me adelantan dos corredores a los que dejo marchar pues no quiero forzar la máquina para no caer en nueva lesión. A cien metros de meta damos el sprint final. Veo una pancarta al final, de color verde, y suplico que sea la meta pues si está 20 metros más allá "me caigo muerto". Logro adelantar en estos últimos metros a tres corredores y entro en meta con 194 pulsaciones. La carrera ha sido corta pero intensa. Mi intención al principio era correrla sin forzar. Pero cuando estás en camino, la adrenalina se sube un poco y es casi imposible marcar un ritmo conservador. No he forzado a tope,temiendo una lesión, pero creo que he ido al 99 por ciento.
La carrera estaba anunciada que eran 6 kilómetros pero, usando Google Earth en casa, compruebo que aproximadamente son 4'8 km. (La media que da la organización no me cuadraba con mis cálculos de ningún modo). Llego en el puesto 75 de los 247 que entran en meta y que usaban chip (la mayoría de disfrazados y muchos otros que no han podido hacerlo o no lo desearon corrieron sin chip). En mi categoría, VETERANO B, llego el 10 de 27 que alcanzan la meta.
Recibimos dos camisetas de recuerdo, un bote de zumo, agua, bocadillo y algún recuerdo más. Esperamos al sorteo de una moto y nos vamos con los amigos/as a tomar alguna cerveza aunque sea sin alcohol. ¡A descansar y a ir entrenando para la próxima carrera que seguramente será en febrero!
Para ver más fotos de la carrera, visita:
1 comentario:
maestro como sigas asi te vas a hacer un artista.
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